Daniel Patiño, como el mismo lo dice es un contador de historias. Cientos de ellas escritas sin ningún orden ni propósito más allá de la inquietud de plasmar las muchas vivencias de su espíritu inquieto, como cuando le llevó a cruzar el Amazonas integrando el elenco de un circo.
Pero Daniel se ha lanzado ahora a una nueva aventura, de editar sus historias. Ese es el tema de su reciente libro “Una vida como cualquiera”. Historias que hacen reír al lector y también llorar, al fin y al cabo la vida, como la de cualquiera, solo que la de él se bastante singular, como se puede apreciar a poco que se comienza con la lectura.
“Este libro. No lleva ningún orden. Lo escribí de rato en rato. Intenté ponerlo en orden. Pero no me pareció bien. No soy un poeta. Soy un contador de. Historias del día a día”. De su autor.
He aquí algunos párrafos
Pasó el tiempo, y yo ya estaba terminando la primaria, y en mi casa se hablaba de mi futuro, mi viejo quería que fuese ingeniero, mi hermana contable, y yo lo tenía muy claro, yo quería ser cirquero, pero mi opinión no contaba y me apuntaron en un colegio de curas para hacer el bachillerato, y como no me gusta discutir baje la cabeza y dije, ok!, pero no era lo mío, yo soñaba despertarme con los aullido de los leones, y el olor de aserrín …
…desde luego que mi primer trabajo no fue de jefe, en realidad de lo único que era jefe era de mi pala, me tocaba limpiar la caquita de 15 caballos, 4 ponis, una cebra, y lo peor de una pedazo de elefanta que soltaba casi 2 carretillas al día, peinaba los caballos, a la hora de la función, limpiaba las monturas, y los arneses, (uff) , el trabajo era muy pesado y tenía que hacerlo bien…
… y me entregaron una casaca blanca, una gorra también blanca, y unos pantalones a cuadros negro y blanco que me parecían horrendos y pasé a vender palomitas, me daba mucha vergüenza, me gustaba más la caballeriza, no vender palomitas, pero resultó que era buen vendedor de palomitas, así que ahí si ascendí pase a vender coca cola, banderines y como no perritos calientes, ya me sentía el rey de los vendedores, y no solo tenía ése trabajo que era a la hora de la función, durante el día nos tocaba a todos los vendedores limpiar la sala y repartir los bonos de publicidad…
…siéntate, me dijo mi viejo, y yo estaba ¡acojonado!, entonces tomó un portafolios muy bonito negro de piel, se acercó a mí y me dijo ___¡Toma! a partir de ahora pasas a ser el secretario del circo, ya has estado en todos los puestos y ya sabes cómo funciona cada trabajo aquí, ahora ya puedes ser jefe y mandar, yo casi me muero de la emoción, el corazón me latía rápido, ¡por fin!, dije, entonces mi viejo me dio un abrazo y el dueño también, así fue como mi viejo me dio la lección mas importante de mi vida, no se puede mandar sin saber cómo funcionan las cosas me dijo, ¡y yo que creía que me estaba puteando!.
…Ideamos un plan que sería de la siguiente manera, después de llevarlo a la jaula grande se le dormiría la parte de la boca donde se le iba a sacar la muela, luego atarle cada una de las patas con una cuerda para poder sujetarlo entre varios, atarle la mandíbula de arriba y de abajo con cuerdas para poder abrirle bien la boca, quitar la muela y curarle la herida, y por ultimo ponerle una protección alrededor del cuello de esas que parecen un embudo para que no se hiciera daño.
Entramos en la jaula y entre dos personas sujetamos cada una de las cuerdas de las patas y otras dos personas se quedaron uno en cada mandíbula, todo iba de maravilla, entró el dentista y dijo….!esto es una verdadera locura!, pero ya no se podía echar atrás, cuando lo estaba anestesiando ….creo que Clay me reconoció y que me sonrió, creo eh!.
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