Últimamente he estado escuchando a mucha gente decir que comprar un vehículo es una inversión financiera porque “un año después aumenta su valor”.
De algunas personas es entendible que argumenten de esta manera, ya que solo pueden comparar el valor de los bienes en términos de su valor absoluto (es decir, cuántos billetes hay que desembolsar para adquirir un bien); pero de otras personas -como profesionales de las ciencias económicas o alguna rama de esta- es incomprensible. Y digo incomprensible porque estos profesionales deberían poder analizar la inversión en términos relativos (es decir cuánto aumenta o disminuye el valor real del bien, describiéndolo por medio de una tasa). E incluso los hay también quienes aconsejan este tipo de compras o inversiones. ¡Incomprensible!
Quisiera en esta publicación explicar por qué toda esta argumentación precedente es una falacia.
Pero empecemos por el principio… ¿qué es una falacia?
La Falacia
Arranquemos por desterrar el mito generalizado: una falacia no es una mentira.
En lógica, una falacia, es “una argumentación psicológicamente persuasiva pero incorrecta” (1). La cual puede provenir de premisas falsas; o de arribar a una conclusión falsa.
Es decir, las premisas o la conclusión a la que se arriba no son verdaderas. Tenga en cuenta lo siguiente, el hecho de que una conclusión no sea verdadera, tampoco la transforma automáticamente en una mentira.
Volviendo al caso del automóvil, decir que la compra de un automóvil es una inversión financiera, es una conclusión a la que se llega basándose en premisas que no son correctas o verdaderas. De ahí la falacia.
Pero, qué es entonces una inversión financiera.
Según Wikipedia: “[es la colocación de] los recursos en títulos, valores y demás documentos financieros, a cargo de otros entes, con el objeto de aumentar los excedentes disponibles por medio de la percepción de rendimientos, intereses, dividendos, variaciones de mercado u otros conceptos” (2).
Y agrega: “[en Macroeconomía…] no se considera inversión la adquisición de bienes de equipo por parte de las familias: como automóviles, ordenadores, electrodomésticos, a pesar de que son utilizados por los hogares durante varios años” (2).
Si bien de los párrafos precedentes se desprenden varias cuestiones para analizar, vamos a rescatar una idea fundamental, de forma tal que tanta teoría se haga una cuestión más práctica, más cotidiana.
Una inversión financiera es una colocación de dinero (comprar algo), al que llamaremos capital inicial; en algún bien (acciones, bonos, inmuebles); durante un período de tiempo, y a la espera que aumente su valor. Es decir que se esperará un período de tiempo para que su valor aumente (este es el capital final). Entonces, si colocamos un capital inicial en una inversión financiera a la espera de un capital final –mayor al capital inicial- a la diferencia entre ambos podríamos llamarla interés; y podríamos describirlo por medio de una tasa de interés, que sería de “tanto por ciento” sobre el capital inicial, para el período de tiempo en cuestión… ¿no es así?.
Nótese que en ningún lugar se dice que la colocación de un capital inicial en una inversión financiera suponga el desembolso de nuevos aportes dinerarios para obtener ese capital final, mayor al inicial. Si la inversión financiera requiriera de nuevos aportes dinerarios, durante el plazo que dura la inversión, estos deberían computarse como parte del capital inicial invertido, o como nuevos desembolsos periódicos de capital a la misma inversión.
Vamos ahora a dejar la teoría financiera de lado, solo por un momento…
Veamos qué implica tener un automóvil
Poseer un automóvil implica desembolsos dinerarios periódicos en: combustible, y otro tanto en impuesto automotor (en Argentina se lo conoce como Patentes), también hay que abonar un seguro del automotor, y una vez al año hay que realizar -y abonar- la Verificación Técnica Vehicular. También hay que tener en cuenta los desembolsos dinerarios que se realizan en concepto de servicio, reparaciones, y/o mantenimiento mecánico de la unidad (visitas al taller mecánico). Si usted no es un afortunado poseedor de garaje en su casa, deberá agregar a nuestra suma el importe de la cochera que alquila para la guarda nocturna. Y, si además decidiera trasladarse hasta su trabajo con el automóvil, debería también sumar el importe que le cobran en la cochera -donde el vehículo descansa- mientras Usted trabaja. Finalmente los automóviles sufren una depreciación por el uso, esta no es una amortización contable, sino que es la pérdida de valor de la unidad producto del uso que se le da y por el paso del tiempo. A todas luces un vehículo de determinado año, no vale lo mismo que el mismo vehículo de años anteriores.
Y dejaremos de lado -en este análisis- la pérdida de valor de un automóvil cuando la empresa fabricante cambia la línea del modelo en cuestión.
Ahora sí, vamos a mezclar la inversión financiera, con las implicancias de poseer un automóvil, y lo sazonamos con la falacia… ¡que linda ensalada!
La idea de que la compra de un automóvil es una inversión financiera por que en un año aumenta su valor monetario, es sin duda muy atractiva. Pero al momento de aceptar esta creencia las personas olvidan que “tener” un automóvil implica una serie de desembolsos dinerarios en forma continua. Y en esos desembolsos radica el hecho de que al final del período de la inversión, la sumatoria del capital inicial más los desembolsos periódicos, son mayores al capital final obtenido (por la venta del automóvil).
Y aunque lo que a continuación le propongo sea financieramente incorrecto, porque no se deben sumar valores monetarios de distintos momentos temporales, al terminar de leer esta publicación haga el ejercicio de sumar lo que valía su automóvil hace un año, más los desembolsos dinerarios que hizo durante este año en su vehículo, y fíjese cuál es el valor de mercado actual de su automóvil. Para su desilusión, Usted encontrará que la suma realizada es mayor al valor actual del vehículo.
Mucha gente me dice que esos desembolsos periódicos son necesarios para mantener el valor del automóvil; a lo que yo contesto que: si se tomara la misma suma de dinero colocada como capital inicial y -envés de un automóvil- se comprara algún instrumento financiero (no requieren desembolsos periódicos), incluso si este rindiera una baja tasa de interés; el capital final obtenido sería mayor que el reportado por la compra de un automóvil; conservando ambas inversiones por una misma cantidad de tiempo. Y esto se debe fundamentalmente a los desembolsos periódicos y continuos de dinero, que se deben realizar, para mantener o hacer funcionar el automóvil.
En países como la Argentina, que posee una elevada tasa de inflación, además hay que tener en cuenta la pérdida de valor del dinero interanual.
Una inversión financiera, para ser tal, debe como mínimo mantener el valor temporal del dinero. Es decir, que si hoy con el capital inicial compro 100 manzanas, en un año con el capital final debería poder comprar 100 manzanas. Esto, hoy en Argentina no ocurre. La tasa de inflación es lo suficientemente elevada como para que no se pueda comprar con la misma cantidad de dinero la misma cantidad de bienes y servicios, que se compraban un año atrás con ese dinero, a menos que su inversión financiera supere la tasa de inflación.
Por lo tanto, a la hora de evaluar cuanto “rinde” la inversión en un automóvil, se debería calcular cuál es el valor de venta futuro del automóvil, y así observar si dicho aumento equipara el aumento generalizado en el precio de los bienes y servicios de la economía (tasa de inflación). Siendo que Argentina posee una tasa de inflación de entre 20% y 25% interanual (22% en promedio); un automóvil que en el año 2012 se vende por $50.000,00, en el año 2013 debería poder venderse a un precio de $61.000,00. Y un automóvil de $100.000,00 debería poder venderse a un precio de $122.000,00. Y esto, solo para cubrir la pérdida de valor del dinero producto de la inflación.
Con un poco de sentido común, cualquier lector puede percibir que, en la realidad del mercado esto no ocurre. Ningún automóvil usado sube 22% su precio monetario, de un año al siguiente.
Dado que el dinero vale en tanto y en cuanto se lo pueda intercambiar por bienes y/o servicios; la elevada tasa de inflación Argentina provoca que el dinero pierda valor. Si a esto le agregamos los desembolsos dinerarios periódicos que se realizan y la depreciación causada por el uso o paso del tiempo; el resultado lógico de tomar la compra de un automóvil como una inversión financiera, es la pérdida de dinero o poder de compra del inversionista.
Hay dos casos particulares en los que este análisis no aplica, y son: 1- los automóviles de colección y, 2- los automóviles que se utilizan para trabajar, sea en transporte de personas o de cargas. Pero, incluso en este último caso, a la hora de fijar el precio del servicio (y ganar dinero), los transportistas tienen en cuenta costos y/o gastos como combustible, impuestos, seguros, tiempo de utilización del servicio, etc.
En definitiva
Mi consejo a la hora de pensar en una inversión financiera es que, incluso depositando el dinero en una caja de ahorros de cualquier banco, al final de un año, Usted va a tener mayores intereses que con un automóvil. Y durante ese año busque alternativas de inversiones financieras que hagan crecer su capital. Hay muchas.
Asesórese acerca de cuál de ellas es la que más se ajusta a su perfil de inversor, e invierta su dinero en eso.
Y si quiere comprarse una auto, ¡¡cómprelo!! Pero por favor no crea que en un año “le va a ganar plata”.
Al momento de tomar la decisión de compra del automóvil, deseche todos los razonamientos financieros. Sepa que ningún vehículo -de un año al siguiente- aumenta de valor, ni su poder de compra personal. Todo lo contrario, los automóviles pierden valor e insumen recursos dinerarios continuamente.
Y, si aún después de lo expuesto, usted prefiere no creer lo que le digo, utilice el pensamiento lateral y medite lo siguiente… si comprar automóviles fuera una inversión financiera redituable, todas las compañías financieras importantes estarían comprando/ invirtiendo en automóviles, ¿no es así?. A fin de cuenta, ellas saben mucho más que Usted y yo de finanzas e inversiones.
Pero en la realidad esto es algo que tampoco se constata.
Lic. Javier R. Gargiulo
Posgrado en Docencia Universitaria – Lic. en Administración de Empresas – B.A. Business Administration – C.M.E. en Marketing – Director de Developing Enterprises – Developing Entreprises Advisor in Entrepeneurship Develop – www.developenterprises.com.ar
Referencias
1) “Pensamiento Crítico”, Cap. 12, N. Ceolin, N. de Iturbe, R. Longo, M. Martini, R. Tagliabue, E. Tuchsznaider; editorial Temas, UADE, Marzo 2004
2) http://es.wikipedia.org/wiki/Inversi%C3%B3n