Por Roberto Germán Zurriaráin robertogerman.blogspot.com.ar/
La adopción prenatal o “adopción biológica” es una de las propuestas de solución a la acumulación de embriones humanos crio conservados en congeladores de nitrógeno líquido. Los valedores de esta solución argumentan que estos, antes de ser destruidos masivamente en los laboratorios o ser entregados para la investigación, sean donados (previo consentimiento informado de los padres) a otras parejas dispuestas a llevar adelante el embarazo.
De esta forma, siguen afirmando los defensores de esta opción, los embriones humanos congelados tienen la posibilidad de llevar a término su gestación, fin último para el que fueron generados. Biológicamente sería una situación similar a la maternidad subrogada o de alquiler (esta se explicará en otro artículo), pero de naturaleza ética distinta (no es lo mismo adoptar que alquilar), pues estaríamos ante un caso de adopción prenatal.
El argumento principal, que se esgrime en defensa de la adopción prenatal de estos embriones, radica en su dignidad, es decir, tienen derecho a ser gestados por la madre biológica, o en su defecto, por una madre adoptiva. A esta razón fundamental se añade otra de índole más coyuntural: la adopción de estos embriones humanos podría paliar la infertilidad de muchas parejas. Esta fórmula permitiría la posible supervivencia de algunos embriones, y respondería a la demanda de muchas parejas que desean adoptar un niño nacido y, para conseguirlo, tienen una lista de espera que oscila entre los 5 a los 10 años.
Ahora bien, la demanda social de padres en espera para la adopción postnatal no tiene nada que ver ni con la demanda ni con la espera para la adopción prenatal de embriones humanos congelados. No existen en las “clínicas” de reproducción asistida listas de espera de parejas que soliciten la adopción de estos. No es, por tanto, una “demanda insatisfecha”. Como tampoco existe la voluntad de estos centros de ofrecer y transferir aquellos embriones humanos que no presentan un buen estado de salud y que no tienen las garantías mínimas para su implantación y posterior gestación y nacimiento…
…Por tanto, la adopción de embriones humanos congelados podría tal vez representar una salida ética en situaciones muy concretas y de modo individualizado, pero no puede esgrimirse como solución primera y única. En efecto, esta no es una acción que pueda ser generalizada como exigencia moral para las demás parejas. Una pareja fértil no es responsable ni tiene la obligación de salvar una vida que no ha puesto en peligro.
Sin embargo, que la máxima (principio según el cual obra el sujeto) de adoptar embriones humanos congelados no sea una exigencia moral universalizable, Con todo, la objeción más evidente radica en la dificultad de garantizar que el embrión humano congelado vaya a ser adoptado sin arrastrar graves taras físicas. Justamente, estos son embriones que han sido desechados para una primera o segunda transferencia, y a lo que se suma las agresiones producidas por el proceso de congelación y descongelación.
Ante esta situación es lógico pensar que en el caso de que hubiere mujeres que quisiesen adoptar a estos embriones humanos, elegirían aquellos que presentasen mejor “calidad” o “viabilidad” para poder nacer y desarrollarse sanamente. Esta práctica podría desembocar en una selección eugenésica de los mismos antes de su transferencia, o en una “reducción embrionaria” posterior. Incluso, en el caso de que este tipo de adopción se llevase a cabo, tal solución sería aparente pues la mayoría de embriones humanos, dado su estado de salud, no lograrían nacer. De tal modo que el problema seguiría existiendo para la mayoría de los embriones humanos congelados, pues el número de embriones no transferidos sería mucho mayor al de aquellos que fuesen dados en adopción.
Desde estos motivos se deduce que, desde el punto de vista ético, es incomprensible recomendar la adopción como medida general.
En resumidas cuentas, la adopción de embriones “sobrantes” viables humanos congelados por parte de aquellas parejas que lo soliciten es una salida tolerable al problema, pero no generalizable. Tolerable para casos aislados, pero no generalizable, dado que es muy improbable que se originen adopciones generalizadas. Por ello, el destino de la mayor parte de ellos, desatendidos de sus progenitores, podría quedar en manos de los centros de reproducción artificial para una investigación productora y consumidora de seres humanos como material biomédico comercializable. no es razón para que dicha máxima deba estar moralmente prohibida.
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