Ya no tengo más miedos
Tuve miedo de las peleas de mis abuelos peronistas y antiperonistas y lloré porque a ambos los amaba y temía perder de verlos juntos por ello. Tuve miedo de las prometidas venganzas de los peronistas. Tuve miedo del invierno de Alsogaray. Tuve miedo de los azules y colorados.
Tuve miedo de los dirigentes sindicales que me querían coimear para interceder ante el Banco Hipotecario Nacional para otorgarme un departamento, con total impunidad.
Tuve miedo del terrorismo montonero-militar. Tuve miedo de la represión militar-montonero. Tuve miedo del regreso del peronismo y la llegada de Alfonsín con su promesa de otro movimiento, tercero, histórico, que podría devenir en nuevas antinomias. Tuve miedo de las privatizaciones de Menem y del regreso de la inflación pese a su declamado 1 a 1.
Y ya fui grande. No tuve más miedos. Pese a la impericia De la Rúa y una oposición golpista. La ciudadanía comenzó a decir “que se vayan todos” y comencé a alentar que otros habían dejado de tener miedo.
No tuve miedo a pesar de que sabía que con solo un 22% un gobernador corrupto de una ignorada provincia se la iba a creer. No hubiese tenido miedo ni aun sospechando que podría robarnos tanto.
No tuve miedo cuando vi que los protagonistas de aquel pacto montonero-militar volvían a la escena con la máscara de los derechos humanos y juicios de la verdad que ocultan la verdad verdadera.
No tengo miedo de los asesinos de la AMIA.
No tengo miedo hoy a la presidenta pese a su advertencia de que un poco hay que temerle y ver que es de temerle al ver mandando a asesinar a Nisman.
No tengo miedo a las injusticias pese a cobrar 4 mil pesos de jubilación y ver a otros con iguales méritos, cobrar 70 mil.
No tengo miedo a la justicia ciega, sorda y muda a mis legítimos y reclamados derechos.
No tengo miedo a enfermarme y estar hacinado en un deplorable hospital público, mientras la presidenta a quien le pago el sueldo se atiende en lujosos centros de salud.
Ya no…se acabaron para mí los miedos. No tengo siquiera miedo a que gane Scioli y le haga la vida imposible a Vidal para sacarla del poder en menos de que canta un gallo. Creo que los bonaerenses sabrán proteger a quien eligieron.
Comprendí que no debo temer porque ningún daño pueden hacerme, primero para ellos no soy nadie, segundo porque solo les interesa el dinero y no tengo.
Y me di cuenta que al fin y al cabo desde hace 60 años son los mismos que se reciclan de golpeados del 55 a golpistas del 75, de golpeados del 75 a golpistas de De la Rua, de críticos del liberalismo de Alsogaray a socios con la UCD, de nacionalizadores a privatizadores con Menem y de defensores de su política a críticos ahora, de terroristas anti norteamericanos a entreguistas con Chevron, de anti imperialistas a la entrega de tierras a los chinos, de funcionales a la dictadura a defensores de los derechos humanos. Solo es una cuestión de conveniencias para sostener sus aspiraciones de poder y dinero.
Mucho menos le temo a Macri. Por fin algo distinto que permitirá que se vayan todos, que venga gente nueva. No sé si hará la nación, el país, la república que añoro y añoran millones de argentinos. Si sé que es otra cosa. Distinta de todo aquello que conocimos y me dio, nos dio y le da a muchos argentinos miedo. ¿Me hará la cloaca y el asfalto que 50 años de impuestos no lograron? No sé…pero en ese caso estaré igual, llamando al desagotador como hoy.
No le temo a Macri porque sé que nada de aquello volverá, es pasado y pisado. Comienza una nueva etapa tras 60 años de frustraciones. Estoy seguro que nos habrá de poner en el camino de poder construir, pero esto depende de nosotros mucho más que de él. De modo que, de mi parte, no se gasten quienes quieren seguir gozando de sus privilegios y los idiotas útiles, de meterme miedo.
A lo mejor a algunos les da miedo y ello supera a la razonabilidad de saber que el otro candidato ha destrozado la provincia de Buenos Aires. Pero creo que no, buena parte de los argentinos hemos dejado de tener miedo.
Ni siquiera tengo miedo de que me falle el corazón y no pueda ver esa nueva Argentina. Estaré feliz de que mis hijos y nietos podrán construirse su futuro sin que nadie los obligue a temerle.
Mario R. Martín