Adrián Rusak, redactor y guionista audiovisual, cultiva otra pasión: la poesía. Tiene escritos muchos cuentos cortos. Ha seleccionado tres de ellos, con el inagotable tema del amor, para ponerlo a consideración de los lectores de Sexta Sección.
El amor del príncipe Jean Paul y la Sirena
Había una vez… hace mucho, mucho tiempo… un príncipe llamado Jean Paul, que a pesar de poseer toda la riqueza que cualquier hombre pudiera imaginar, era muy infeliz. Porque, a pesar de tener tanto, Jean Paul no tenía una mujer con la cual compartir su vida. Esta circunstancia lo angustiaba profundamente cada día en que se levantaba para ver la salida del Sol, que le prometía con sus rayos resplandecientes la llegada de su amada, pero cada hora finalizaba y ella nunca llegaba…
Día a día, esta situación se repetía, hasta que una mañana el príncipe se cansó.
Al caer la noche, vencido por la depresión, Jean Paul se dirigió a la costa sin que nadie lo notara, oculto tras una túnica con capucha. Y así, frente al bravío mar, Jean Paul comenzó a dar sus pasos hacia la muerte. Mientras caminaba y las olas golpeaban su cuerpo, el futuro monarca pensaba que ya no habría más dolor en su vida. Y al llegar a lo más profundo de ese frió mar, sin oleaje que lo empujara, el príncipe comenzó a sonreír mirando hacia arriba mientras el agua entraba sin piedad en sus pulmones, dejándolo poco a poco sin aire. Pero no solo el mar lo bañaba, también lo hacía la luz de la Luna, que con su luz acariciaba su rostro, mientras él sonreía a su trágico destino y cerraba en paz sus ojos. Ya faltaban pocos segundos y todo se terminaría… ¡Pero repentinamente, Jean Paul sintió los dedos suaves de una mano tomando su brazo! ¡En cuestión de instantes, su cuerpo dejó el fondo del mar y tocó la blanca arena de la costa!
Desconcertado por lo sucedido, el príncipe comenzó a toser y escupir el agua que estaba dentro de sus pulmones, mientras abría sus ojos muy confundido, buscando a aquél ser que lo había sacado de la muerte segura que tanto anhelaba.
Con su vista nublada todavía por la confusión y el agua, Jean Paul de pronto vio una silueta hermosa, la de una bella mujer que se acercaba a observarlo. Y así, al aclarar su vista, el príncipe descubrió algo sorprendente ¡La mujer que lo había salvado era, nada ni más ni nada menos, que una sirena! Por lo que, shockeado, Jean Paul no atinó a moverse ni a decir palabra alguna y simplemente se limitó a mirar maravillado a aquella doncella del mar acercarse lentamente a él.
Una vez frente a frente, la sirena sonrió y acarició el rostro del príncipe, que de repente comenzó a hablar y, muy intrigado, preguntó “¿De dónde eres bella princesa angelical del mar? ¿Cuál es tu nombre?”. A lo que la bondadosa sirena respondió con una preciosa sonrisa y un dulce beso en sus labios. Y mientras ambos se daban ese beso inocente y apasionado, Jean Paul comenzó a sentir en su interior un amor inexplicable, un amor que nunca había sentido ¡El amor a primera vista! ¡Un amor completamente puro y mágico!
Al finalizar ese maravilloso beso, ambos se miraron muy enamorados a los ojos y luego de unos instantes que parecieron eternos, la bella sirena comenzó a acercarse al mar para emprender su regreso al hogar. Al advertir la situación, Jean Paul se apresuró a alcanzar a la hermosa sirena y así, al tomarla suavemente del brazo, volvió a preguntarle mirándola a los ojos “¿Cuál es tu nombre? ¿Volveré a verte algún día, amada mía?”. La sirena entonces sonrió una vez más y respondió con un dulce susurro a su oído “¡Esperanza!” para finalmente zambullirse en las olas y perderse de la vista de todo humano, incluido su príncipe enamorado.
Dice la leyenda, que Jean Paul esperó a aquella sirena por el resto de su vida, visitando todos los días aquella playa, mirando el mar, esperanzado de volver a ver a su amada, hasta que un día nunca más se lo volvió a ver en el Palacio.
Nadie supo si ellos volvieron a verse, o el príncipe murió en la clandestinidad y el anonimato, sumergido en una triste soledad y esperando en vano la llegada de su princesa marítima.
Pero a la mayoría le gusta pensar que ambos encontraron la manera para volver a encontrarse fundiéndose en un abrazo y un beso apasionado y puro como sus almas.
Viviendo juntos ese amor que parecía imposible, hasta el fin de los tiempos.
Fin
Sobre Adrián Rusak
Redactor y guionista tanto en el campo radial como en el audiovisual.
Co-autor del piloto unitario «Umbrales». Ha escrito, también en co-autoría, el radioteatro «Jaque Mate» el cual fue representado en la radio del ISER FM 95.5 y en el prestigioso evento «Hecho en Taller» en el Auditorio Gregorio de Laferrère (Argentores).
También ha sido parte del equipo que ha realizado la producción artística de la Radio Soldados FM 87.5, para el relanzamiento de la emisora en el año 2015.
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