El milagro de una herencia
Una colaboración de Silvia Ureta(*)
La Fiesta de San Miguel Arcángel se realiza en Villa Diamante, Partido de Lanús, desde 1934. Los italianos, arraigados en el lugar desde los comienzos del siglo XX, fueron los primeros organizadores de la fiesta que cada año convoca a miles de personas el segundo domingo de octubre.
Los festejos empiezan con la primera misa, a las 8 horas, cuando la Banda de Músicos de la Policía hace su entrada en el pequeño templo de Molinedo y Warnes. Instrumentos de viento y de percusión acompañan durante todo el acontecimiento. En la calle se levantan puestos de venta de artículos religiosos y comestibles similares a los que podemos ver en alguna película europea, pero atendidos por argentinos de condición sencilla. Globos, estandartes, banderas argentinas, italianas y del Vaticano otorgan alegría a la fiesta.
En las primeras horas de la tarde todo el barrio se convoca para acompañar a San Miguel y a Nuestra Señora de la Merced, por las calles de Villa Diamante, en una emotiva procesión que se transformó, en el transcurso de los años, en el momento más atractivo del día. Las bombas de estruendo avisan que la imagen del Santo salió del Templo y quienes no caminan lo esperan para rezar en las puertas de sus casas.
Italianos, hijos de italianos, la comunidad parroquial y todos los vecinos comparten este día desde hace más de 80 años.
La Procesión pasa y se detiene, para rezar, en las residencias de los primeros organizadores, quienes trajeron la tradición a la Argentina desde Solofra, Provincia de Avellino.
El Arcángel San Miguel se reveló por primera vez en el 490 en el Monte Gargano, en el sur de Italia. Luego volvió a manifestarse en el 492 y el 29 de septiembre de 493 hizo su tercera aparición. Para festejar el tercer aniversario de la última presentación se hizo una alegre procesión con todos los fieles a la cima del Monte, que ahora se llama Monte Sant Angelo. En 1656 el Arcángel se apareció nuevamente, en el mismo monte, para detener una terrible plaga.
En la localidad de Villa Diamante, participan del encuentro gente de distinta condición socioeconómica y de variadas edades, la comunidad educativa del Colegio Parroquial y familias que se reúnen cada año para esta fecha. Todos caminan el trayecto de casi 15 cuadras desbordando las calles hacia las veredas. Las bombas de estruendo y Banda de Músicos rompen el silencio alternativamente luego del rezo del Rosario.
Al llegar a la Parroquia, se celebra una Misa al aire libre, que antes era en idioma italiano; la Banda acompaña la Fiesta hasta el final y las bombas colorean el cielo de rosado.
Las imágenes de San Miguel Arcángel y de Nuestra Señora de la Merced vuelven a sus altares hasta el año siguiente, cuando todo vuelve a comenzar.
Aún falta el broche de oro: “Los fuegos artificiales”. Son programados para la noche, alrededor de las 21.00 horas. Todo el barrio se vuelve a reunir en Molinedo y Warnes. Algunos vecinos contemplan el espectáculo desde sus terrazas. En la actualidad podemos ver fuegos de artificios en muchos lugares, pero cuando esta Fiesta llegó a Villa Diamante no era usual ver el cielo iluminado por múltiples colores.
En tantos años de festividad, es lógico que hayan surgido algunas controversias en la organización. La Argentina, como otros países, ha tenido cambios en la política y en la economía que influyeron directamente. Si bien los italianos siempre estuvieron dispuestos e intentaron, de todas formas, no suspender los festejos, la Fiesta se suspendió. Alrededor de 1985, luego de una gran inundación en la Provincia de Buenos Aires, se consideró que no era oportuno gastar tanto dinero en la celebración del día de San Miguel.
Al año siguiente, todo volvió a organizarse y en el año 2005 la Fiesta de San Miguel fue declarada de interés municipal.
Villa Diamante nació en 1909 cuando llega al lugar el Ferrocarril Midland y se instalaron las primeras curtiembres. Los empresarios italianos, que antes estaban en Parque Patricios debieron mudarse como consecuencia de una Ley de Erradicación de Industrias en la Ciudad de Buenos Aires y del traslado del Matadero. Las primeras familias fueron: Ziccardi, Vernola y Galasso.
En 105 años de historia el lugar se ha ido transformando: en los comienzos había una casa cada dos manzanas y en la actualidad hay muy pocos espacios verdes. Los italianos educaron a sus hijos como argentinos, conservando algunas costumbres de Europa, aunque arraigados al suelo que habitan. Construyeron sus residencias en el Partido de Lanús y han vuelto a su país sólo de paseo. Algunos hijos y los nietos de los primeros pobladores siguen con las fábricas a pesar de los sucesivos cambios políticos y económicos que exigen una constante adaptación.
La Fiesta de San Miguel siguió su curso, con más o menos brillo en el transcurso de los años. Hoy sigue vigente, aunque con menos esplendor: herencia cultural, esfuerzo, trabajo, alegría, Fe, Milagro. Cada participante podrá identificarla, o no, con alguna de estas causas.
(*) Silvia Ureta
Docente – Licenciada en Periodismo. Trabajó en medios gráficos, televisión y radio. Realizó cursos y capacitaciones.
Reside en la Ciudad de Buenos Aires.
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