No habrá sido como Cristina o Lázaro Baez o Boudou o tantos otros del último gobierno, del gobierno de Menem y de gobiernos anteriores, pero en algo habrás contribuido a generar esta pobreza indignante de muchos compatriotas argentinos.
Está claro que la mayor responsabilidad sobre la ignominia que significa pobreza y hambre en un país que produce alimentos para muchos millones más de los que somos los argentinos, la tienen quienes nos han desgobernado desde hace….ufff…cuánto? 60 años? Pero la responsabilidad también es de cada uno de nosotros.
Responsabilidad de los sindicalistas que están desde hace mucho más tiempo que cualquiera de los gobernantes actuales y pasados. De nada han servido para frenar la pérdida de trabajo. Millones de puestos laborales menos y tantos otros millones de trabajadores en negro mientras estos dirigentes han delinquido con el dinero de las cuotas sindicales y las obras sociales, llenándose los bolsillos. Ahí está el secretario de la CGT, Hugo Moyano, como presidente del Club Independiente, el mayor deudor de la AFA, tras haber recibido mucho dinero del “Futbol para Todos” por la televisación y préstamos de aquella Asociación. Pero, caraduras como son, tienen el coraje de amenazar a un gobierno de escasos 5 meses, mientras callaron 12 años contribuyendo al despojo a que fuimos sometidos.
Responsabilidad de las entidades gremiales que nuclea a empresarios, docentes, universitarios, profesionales, periodistas, etc. cómplices o distraídos observadores de la acechanza de la miseria a los hogares de millones de argentinos.
Por supuesto que no es la misma responsabilidad la tuya que la de todos ellos, pero tampoco es para que te hagas el inocente. También tienes tu cuota de culpabilidad. Porque…has dejado de comprar el último celular solamente por tener la tecnología actualizada? Postergaste la compra de un nuevo televisor? Resignaste irte de vacaciones al extranjero pudiendo hacerlo en el país de manera más económica? Y que de tu 0 kilómetro…acaso necesitabas cambiarlo?
Todo ello pasó, pasa y por lo visto seguirá pasando mientras millones de argentinos tienen hambre o se limitan al extremo para poder alimentarse básicamente, vivir hacinados en viviendas precarias, sin electricidad, sin gas, sin agua, sin cloacas. Y eso mi querido compatriota es insensibilidad, es egoísmo. Y en mucho caso es quitarle a otro lo que le corresponde. Dicho en términos duros, realistas…robar…
Desde ya que muchos no lo entienden así. Si lo entendieran no habría tanta pobreza y marginación, miren que sencillo.
Los pobres han sido constituidos en una clase social. Ya no son mirados como hombres y mujeres que, por causas de falta de preparación, educación u oportunidades, ven dificultadas sus posibilidades de ingresos suficientes para una vida digna. No, desde que el peronismo llegó al poder en 1947 son una fuerza necesaria, imprescindible para poder manejar a su antojo a los fines que consideren adecuados a los bastardos intereses de los gobernantes, dirigentes sindicales, sociales y gremiales.
Es en este sentido donde el hombre común ha perdido la perspectiva de ver al hombre pobre, necesitado, viendo en su lugar a alguien que, resignado a permanecer en ese estado, lo aprovecha para hacerse de un subsidio, un plan asistencial, una dádiva. Pero ello no le quita el grado de responsabilidad que le cabe. Muchas veces es más cómodo auto convencerse de que las cosas son así. Los pobres fueron, son y serán pobres, se dicen a sí mismos…y todo sigue igual.
Como no es nuestra costumbre escandalizar sino tratar de aportar ideas, insistimos en que lo que venimos sosteniendo desde hace largo, largo tiempo. La pobreza se acaba de la noche a la mañana, o no se acaba. Para ello hace falta un plan, audaz, valiente, algunos de cuyas medidas deben incluir, 1) Reconvirtiendo el dinero circulante de manera que se distribuya entre todos de manera equitativa. 2) Una reforma de la tierra, e insistimos: no la reforma agraria comunista, sino la reforma social cristiana. 3) Derogación de todas las leyes y decretos de materia económica, permitiendo la libre competencia.
¿Qué creen Ustedes que fue, si no esto, el famoso “milagro alemán”? Llegó la hora de aplicarlo en la Argentina, si no queremos que el segundo semestre sea un nuevo fiasco y los pobres aumenten en número.
De la redacción de Sexta Sección