«Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada con el corazón, sin importar su religión, raza ni nacionalidad». IRENA SENDLER.
Durante la 2ª Guerra Mundial, Irena Sendler, enfermera y trabajadora social, consiguió una autorización para trabajar en el Gheto de Varsovia, como especialista de canalizaciones. Pero sus trabajo encubría otro: Irena llevaba niños pequeños escondidos en el fondo de su caja de herramientas y en un saco de arpillera, también en la parte trasera de la camioneta, trasportaba a los niños más grandes. También llevaba allí un perro, al que había enseñado a ladrar a los nazis cuando entraba y salía del Gheto. Claro que los soldados no querían ni acercarse al perro y los ladridos cubrían cualquier ruido que los niños pudieran hacer.
Mientras estuvo en ese trabajo Irena consiguió retirar y salvar cerca de 2.500 niños.
Finalmente los nazis la descubrieron El 20 de Octubre de 1943 Irena Sendler fue presa por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak, donde fue brutalmente torturada. En un colchón de paja ella encontró una pequeña estampa de Jesús con la inscripción: “Jesús, en Vós confio” y la conservó hasta 1979 cuando se la ofreció al Papa Juan Pablo II.
Ella, la única que sabía los nombres y direcciones de familias que albergaban criaturas judías, soportó la tortura y se negó a entregar a esos niños ocultos. Le quebraron los huesos de ambos pies y piernas, pero no consiguieron quebrar su determinación.
Ya recuperada fue condenada a muerte y mientras esperaba su ejecución, un soldado alemán la llevó para un «interrogatorio adicional». Al salir, él le grito en polaco “¡corra!”
Así lo hizo, esperando ser alcanzada por las balas en la espalda. Salió por una puerta lateral y se escondió en unos huecos en la nieve hasta tener la certeza de que no era seguida. Al día siguiente, ya entre amigos, leyó que figuraba como muerta en una lista que los alemanes solían publicar.
Los miembros de la organización «ZEGOTA» (Rescate) habían conseguido detener la ejecución sobornando a un soldado alemán. Irena continuó trabajando con una identidad falsa.
Irena mantenía un registro con el nombre de todos los niños que había rescatado, guardado en un frasco de vidrio enterrado debajo de un árbol en su jardín y lo conservó. Después de terminada la guerra, intentó localizar a los padres que hubieran sobrevivido y así reunir a las familias. La mayoría de ellos habían fallecido entonces buscó casas de alojamiento con padres adoptivos.
En 2006 fue propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz, pero no fue seleccionada. Ese año quien lo ganó fue Al Gore (ex-vicepresidente norteamericano) por su campaña sobre el calentamiento global.
Pasaron ya más de 60 años, desde que terminó la 2ª Guerra Mundial en Europa y un mail está circulando por las redes como una cadena conmemorativa, en memoria de los 6 millones de judíos, 20 millones de rusos, 10 millones de cristianos (inclusive 1.900 sacerdotes católicos), 500 mil gitanos, centenas de millares de socialistas, comunistas y demócratas y millares de deficientes físicos y mentales que fueron asesinados, masacrados, violados, muertos en forma humillante, mientras otros pueblos del mundo miraban para otro lado. Ahora más que nunca, con el recrudecimiento del racismo, la discriminación y la masacre de miles de civiles en conflictos y guerras sin fin por todo el mundo, es imperativo asegurar que el Mundo nunca olvide.
Gente como Irena Sendler que salvo millares de vidas prácticamente sola, es extremadamente necesaria. La intención es llegar a 40 millones de personas en todo el mundo-
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