Construir un sistema social y político estable……nos llevó 200 años de pasiones, desencuentros y sangre. A partir de ahora los años serán horas y las horas… nada. Es la nueva economía, de un mundo que gira y cambia cada vez más rápido. Donde todo es posible, alterando los bienes y servicios que producimos y consumimos. Transformando el escenario de la política, los negocios y la cultura. Bienvenidos a la nueva economía.
Carlos Magariños, Master en Administración de Empresas, Vicepresidente del Foro Pais (Think Tank para promover la cadena Agro Industrial de la Soja) y Profesor Titular de Economía Política en la carrera de Cs Políticas de la Universidad del Salvador, es el autor del libro “Argentina 4.0, la revolución ciudadana” y a través del cual intenta promover la necesidad de transformar nuestra realidad política y económica.
Bienvenidos
Argentina 4.0 promueve una revolución ciudadana que le devuelva el poder a la gente expandiendo sus derechos políticos y fortaleciendo la clase media.
Un sistema político superpoblado de líderes providenciales que empobrecen el debate de ideas nos ha legado una crisis económico-financiera por década desde la restauración democrática.
Para romper estos ciclos nefastos Argentina necesita una Revolución Ciudadana, que rescate una democracia secuestrada por burocracias políticas, sindicales e intereses económicos. Una revolución centrada en los intereses de la gente que alumbre una agenda de cambio, futuro y soluciones para entrar en una nueva etapa histórica y regresar al mundo moderno, aprovechando las oportunidades que ofrece el progreso.
Vivimos una época de cambios que, mirada con cuidado, desvela un verdadero cambio de época, con el ciudadano en el centro de la escena.
Se ve en la nueva economía que asoma en el horizonte con nuevas instituciones y reglas de juego definida por industrias basadas en la innovación, el cambio técnico y el protagonismo del consumidor, resumiendo el efecto combinado del surgimiento de una nueva clase media global; la llegada de países emergentes a la vanguardia económica mundial; y una nueva relación de fuerzas humanidad-naturaleza que jaquea la estabilidad de los ecosistemas.
En la política, un nuevo ideario comenzó a forjarse con la caída del comunismo soviético, la apertura China, el colapso del capitalismo desregulado y, sobre todo, a partir de las inesperadas manifestaciones masivas de la primavera árabe (2011), los indignados europeos y americanos (2011/12) y las multitudinarias demostraciones en Brasil, Chile, Argentina o Perú (2013). Millones de personas alrededor del mundo, cansadas de la vieja política, demandan un nuevo nivel de participación ciudadana, autoconvocándose a través de las redes sociales para perseguir sus objetivos.
Pero este cambio de época no puede transitarse con manuales del siglo pasado. Las soluciones no vendrán de mesías políticos sino a través de instituciones que permitan prever la lógica y dirección de la economía y la política, priorizando los intereses de la gente en lugar de las necesidades del poder.
En el siglo XXI como demuestra la informática el protagonismo es de los consumidores, de los trabajadores, de los ciudadanos. ¿Cómo edificar nuevas instituciones democráticas que cierren la brecha hoy existente entre los políticos y la gente?
De eso debiera ocuparse la llamada nueva política para cambiar el rol ciudadano en el ejercicio del poder, definiendo la lucha política no ya entre izquierda y derecha sino entre los modelos de gobierno cerrados, jerárquicos y excluyentes del pasado y los gobiernos abiertos, participativos e inclusivos.
La nueva política no puede agotarse en celebrities de trayectoria reciente. Se trata, en cambio, de levantar instituciones nuevas y fuertes que “aprovechando las nuevas tecnologías” expandan los derechos civiles y políticos de la gente y alumbren una democracia moderna, liderada por ciudadanos.
En etapas exitosas de su historia, Argentina aterrizó localmente las ideas políticas y económicas predominantes en el mundo de la época. En términos de “niveles de programación” (y con el perdón de los historiadores por la simplificación excesiva) podría hablarse de Argentina 1.0 cuando se libera y organiza el país (1810-62), de 2.0 cuando surge el estado (1880-1930) y de 3.0 cuando se desarrolla la democracia de masas (1945-2001).
Es necesario hacerlo de nuevo para establecer Argentina 4.0: una democracia de ciudadanos.
Un país que, tomando como piedra angular una nueva ley de coparticipación de impuestos, promueva autonomía y mecanismos de democracia directa en municipios; programas de estímulo a la calidad educativa; mecanismos para el desarrollo de emprendedores y cogestión municipal (con ONGs y universidades) así como plataformas interactiva (web 2.0) para evaluar proyectos sociales y la llamada solución propietaria (esquemas voluntarios de propiedad participada para empleados y exenciones impositivas en empresas) que mejoran el acceso al crédito de trabajadores y familias, entre otras medidas pensadas con la gente.
En ese país los ciudadanos son protagonistas y los políticos aprenden, por fin, a trabajar para la gente en instituciones sólidas que están por encima de ellos y proveen soluciones concretas, fortalecen la clase media y forjan un nuevo contrato social, para que cada ciudadano viva dignamente, por sus propios medios.
Ver más sobre Argentina 4.0 y su autor en: http://www.carlosmagarinos.com/