Así te decían rivales y aún compañeros, cuando al fútbol se jugaba, tal como lo marca el reglamento, con los pies. Actualmente el uso de las manos se permite, antirreglamentariamente y lo que lo hace pasible de ser sospechado de venalmente, según un criterio absolutamente subjetivo. Si como dice el reglamento, toda vez que sea interrumpida la trayectoria de la pelota por una mano o brazo se sancionara con una falta, no asistiríamos a las reiteradas protestas de cada partido de cada jornada de los torneos de fútbol de la Argentina.
A las protestas de los jugadores en todos los casos con razón, cuando los perjudica, pero invalidadas por las propias conductas de cometerlas y no decir nada cuando los favorece, hay que sumarle la ineptitud de los árbitros para sostener con argumentos sólidos sus fallos y la contraproducente ignorancia de periodistas con la estúpida reiteración de que el fútbol es un deporte de contacto…cuando justamente el fútbol NO ES UN DEPORTE DE CONTACTO.
Y como vemos que ante tanta ignorancia hace falta reiterarlo, lo hacemos…
El fútbol es el único deporte que consiste en tratar de meter una pelota en un arco, con el miembro más inhábil del cuerpo humano, el pié y ante 11 adversarios que tratan de quitarte el elemento con el cual se juega, esa pelota. En ningún otro deporte ocurre esto. Simplemente porque es imposible que te quiten la pelota cuando la dominas con las manos, excepto mediante una agresión física que no está permitido ni en el más violento de los deportes, en tal sentido, que es el rugby.
De manera que tienen que comprender señores árbitros, ignotos periodistas, que cualquier contacto que desestabilice a quien, con los mismos miembros, las piernas y los pies, intenta dominar una indócil pelota, mantener el equilibrio, caminar o correr y sortear a un adversario que intenta quitártela, no está permitido y debe sancionarse con un tiro libre y si es dentro del área restrictiva, con un tiro libre penal.
Hay algunos, muy estúpidos, que cuando alguien apoya las manos o los brazos en la espalda de un adversario de manera no demasiado grosera, dicen “fue mancha”…Surge la pregunta: ¿Cuál es el límite del empujón para que sea falta o no? ¿Cómo sería posible determinarlo?, pues bien el límite es: NO APOYAR NI MANOS NI BRAZOS. El reglamento determina que la única forma permitida de uso de los brazos es “hombro contra hombro y estando la pelota a igual distancia de quienes la disputan”, con lo cual señores, toda vez que alguien apoya sus manos o brazos en cualquier parte del cuerpo del adversario que tiene dominada o controlada la pelota, comete una falta y ni hablar si se apoya en la espalda, por más leve que sea el contacto.
En el mismo sentido debe juzgarse y sancionarse con falta cuando la pelota es interrumpida en su trayectoria por una mano o cuerpo. Imposible determinar, como intentan algunos, si se tiene intención de hacerlo o no. Con el mismo criterio podría decirse que no quiso quitarla, porque si es posible dejarla pasar por debajo del pié, como muchas veces sucede, más fácil resulta con la mano, un miembro de mayor ductilidad que el pié.
Este uso indebido de las manos y brazos, se suma a la ya aceptada por todos de negarse a jugar corriendo para el lado contrario a la dirección de la pelota para dejar a un adversario en posición adelantada. Es la aceptación de la trampa hecha para burlar la Ley.
Ante todo ello resultan ociosas las preguntas ¿Se jugaba mejor el fútbol, antes? O ¿Eran mejores aquellos futbolistas? La primera es incontestable, pues jugado así como ahora, no es fútbol. La segunda tiene una repregunta: ¿Serían tan hábiles de gambetear con la oposición de los brazos del adversario? Casi nos atreveríamos a decir: ¡Vaya que hay que ser hábil para poder sortear tantos brazos y manos!
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