Diego Cáceres tiene 35 años, lleva 12 en la Armada Argentina y 5 como modelista naval; “es un hobby entretenido e interesante; uno tiene que investigar para hacer una maqueta”, destacó. Muchas de sus piezas se relacionan con Malvinas y están en el Museo Histórico Crucero ARA “General Belgrano” de Punta Alta.
2 años tenía Diego cuando su papá, el Suboficial Primero Operaciones VGM (RE) Federico Luis Cáceres, regresaba de Malvinas. Él le transmitió el cariño por la Marina y le legó su interés por el conflicto del Atlántico Sur del cual participó a bordo del entonces destructor ARA “Hércules”. Más tarde, fue Diego quien introdujo en su padre la pasión por construir modelos de barcos a escala.
“Siempre tuvimos una muy buena relación con mi papá. Ha sido mi ejemplo a seguir y mi modelo”, dijo con orgullo. Dentro del modelismo naval existen dos corrientes, el modelismo estático y el navegable. Diego se alinea en la primera: básicamente de exhibición, realiza modelos reducidos con la mayor fidelidad posible al original.
Los inicios del modelismo se remontan a miles de años atrás, desde que el hombre primitivo empezó a crear réplicas de animales y plantas. Respecto al modelismo naval, se han encontrado representaciones de barcos egipcios que datan del año 2000 a.C..
Hoy, en casi todos los museos navales del mundo se encuentran colecciones de barcos a escala y el museo del “Belgrano” confirma la regla. Allí se encuentran en exposición varias piezas de Diego. Las instalaciones del museo funcionan en la Asociación Última Tripulación del CRUBE en el barrio Gaudí, de la que es parte integrante su papá Federico.
Otras piezas de su colección están en el Instituto Browniano de Bahía Blanca que dicta el Taller de Modelismo Naval y Aeronaval, donde Diego comenzó de lleno con su hobby por las maquetas. “De chico ya admiraba los modelos que armaba el padre de un compañero de primaria; veía exposiciones y recuerdo a mis padres incentivarme cuando armaba algo”, contó.
En el modelismo, uno puede dedicarse a armar modelos prefabricados o construir una pieza desde cero: plastimodelismo o scratchbuild. “Para el que le gusta el plastimodelismo, todo viene para armar; pero requiere más esfuerzo hacer una obra de la nada”, explicó el cabo Cáceres, a quien le demandó 18 meses hacer un modelo en escala 1:80 de la corbeta ARA “Granville”.
Para Diego, los materiales predilectos son la madera balsa, el alto impacto, los alambres dulces y las pinturas acrílicas pero lo curioso en sus obras es que todo material desechable sirve para la construcción de sus unidades en miniatura.
Los detalles en la cubierta están hechos con partes de aritos que se rompieron, elementos de encendedores que no funcionan más, broches de corsetería y cadenas de collares en desuso. “Con imaginación, hay mil cosas que pueden ser transformadas; la basura de algunos es un gran tesoro para mí”, aseguró. “Por eso, conseguir estos materiales se vuelve emocionante y todo un desafío porque cada pieza es única”.
Diego no lleva la cuenta precisa de cuántas maquetas ha realizado, estima que unas 20. Entre ellas se encuentran las minas de profundidad tipo de orinque en escala 1:100; el submarino ARA “San Luis” Tipo 209 (1:90); una lancha rápida Tipo LRIT; un diorama (tipo de maqueta que muestra figuras dentro de un entorno) del submarino ARA “Santa Fe” (1:150); otro de un avión Mirage; y un montaje naval de proa del Crouse Loire.
“Mi primera maqueta fue la del destructor ARA ‘Sarandí’, el primer destino de la Armada donde estuve”, contó Diego, “y así surgió la idea de ir haciendo maquetas de los buques en donde estuviese de pase”, agregó. En este modelo, Diego representó puestos de guardia reales dentro de una embarcación; lo hizo con soldados de juguete que pintó colocándole elementos característicos: al señalero en cubierta con sordinas y paletas, por ejemplo.
“Después del ‘Sarandí’ integré la última tripulación del aviso ARA ‘Irigoyen’, seguí de pase en la corbeta ‘Granville’ y ahora me encuentro en el logístico ARA ‘Patagonia’”, relató. Encargado de la Primera División de Artilleros, su trabajo cotidiano comienza con tareas administrativas y continúa con el mantenimiento de armamento y munición, “solemos dictar charlas de seguridad en la manipulación de armas menores a personal de otras especialidades”.
Diego reveló que la idea de ir haciendo maquetas de sus destinos se fue diluyendo por otros intereses como las piezas de artillería (cañones y minas) ligadas a su especialidad; y modelos de unidades participantes en Malvinas.
“Me incliné por la temática porque es parte de nuestra historia, por mi papá, por las charlas y anécdotas de ex combatientes y también porque es mi manera de dar tributo a los héroes que dieron su vida por la Patria”, sostuvo Diego Cáceres.
Un montaje de proa especial
Con su padre, se encuentran abocados hace 2 años en la construcción de un montaje de proa de 6” del crucero “Belgrano”. “Yo me encargo de lo grande; y Diego del detalle porque es más puntilloso”, confesó Cáceres padre, quien estuvo en el crucero entre los años ‘77 y ‘80.
Padre e hijo se complementan en el trabajo de esta pieza de 1:150. “Es grande, tengo que aprender a reducir más las escalas; en casa ya no entramos las maquetas, el nene, mi señora (Mariela) y yo”, sonríe Diego.
Ligado a la familia naval, Diego contó que nació en Tigre en 1980, “pero me crié en Punta Alta, en el barrio Albatros XIV; hice el secundario en la Técnica y el año en que mi padre se retiró, ingresamos con mis dos hermanos a la Armada, fue en el 2003”. Actualmente vive en el barrio Los Álamos de Punta Alta.
“Mi nene tiene 4 años, se llama Iván, el otro día me dijo: ‘¡Papá, tu barco chocó!’ ¡Un mes trabajando para que en dos segundos me estrelle su helicóptero en el mascarón de proa!”, contó, entre la resignación y la voluntad férrea de seguir en este hobby que lo destaca.
Fuente: www.gacetamarinera.com.ar