Dice en su biografía personal que hay regiones de su historia que son un completo misterio. Pero a poco que se lean algunos de sus escritos, de los cuales reproducimos “La cigarra de Dios”, comienzan a revelarse esos misterios. Es un escritor fantástico, de fantasías. De ellas vive el hombre en la búsqueda incesante de su verdadera naturaleza…cuerpo o alma? Franco cree en el alma, en su relación con algo mas allá…eso es fantasía?
Franco del Pigmalion
Escritor de raíces nórdicas establecido en Mar del Plata. Ha publicado este año «De Dioses y Amores», su primer obra, mitológica y épica.
Fuerte en sus convicciones filosóficas y teológicas se adhirió a un movimiento optimista del Doctor Pepovich que combatía entre otras cosas la mala onda, supo enfrentarse a sectores de poder y por presiones politicas eligió el ostracismo en países lejanos. Primero Kazajistán en su casino central y luego la Biblioteca en Norrkoping (Suecia), dicen que allí nació su amor por la literatura con traducciones al sueco de cuentos de Borges, Shakespeare y exposiciones de Nietzche.
Ya afincado nuevamente en Mar del Plata luego de diez años de caminar el mundo expresa sus pensamientos en forma de literatura, generalmente, fantástica. Hay regiones de su historia personal que son un completo misterio.
Una de sus historias
Franco del Pigmalión presenta: HISTORIAS CORTAS, SENTIMIENTOS LARGOS: Capítulo 01: «La cigarra de Dios»
Al octavo día, el mundo comenzaba por vez primera a realizar las tareas planificadas por Dios, siete días de trabajo para un mundo nuevo en evolución. Las brisas transportaban las semillas, las plantas crecían, Adán comenzaba a sentirse sentía un poco solo y los animales exploraban los terrenos , cumpliendo por instinto su tarea divina dentro de un plan perfecto.
Todos cumplían sus roles menos la cigarra:
– No voy a realizar mi tarea señor, sé que si lo hago moriré.
La tierra entera se paralizó generando un caos terrible. Las golondrinas ya no querían viajar, si hasta el sindicato de hormigas hizo paro en adhesión a la Cicadoidea de la superfamilia de las Auchenorrhyncha (así era denominada la cigarra según la subdivisión divina de insectos). Se abrieron las nubes de repente mientras un trueno descomunal logró que los animales, pese a no estar asustados, huyeran despavoridos, por las dudas, dejando al insecto rebelde y a Dios a solas. Todos huían, todos menos el caracol que en su astucia percibió que de nada servía apurarse. Mientras tanto Dios exclamó:
-¡He creado un planeta donde nada queda librado al azar, cada uno de los seres tiene una tarea! La tuya es prepararte años bajo tierra para dar un canto final… ¡y morir!
-Es por eso que no quiero realizar mi tarea, tengo miles de proyectos, quiero viajar, conocer lugares, vivir padre, vivir.
Dios se sentó en la verde pradera y se rascó la barba mientras replicó:
– En la naturaleza nada es injusto o sanguinario, simplemente «es». Cada tarea es importantísima y sin cada uno de ustedes el mundo se desbalancearía y se destruiría. Les he dejado en sus manos el destino de este perfecto lugar.
– ¿Y mi tarea entonces? Es solo cantar un rato y morir, ¡no puedo creer que seas tan injusto! – Dijo la cigarra de rodillas y con una tristeza sobrenatural.
– Tu tarea será cantar, y tu cantó hará crecer las plantas, hará salir el sol mañana, y la luna hoy mismo. Harás correr el río y comer al oso un pez que gracias a tu canto sabe que debe pasar por aquí.
Tu misión es simplemente cantar. O tal vez tu música sea el engranaje de este hermoso mundo.
Tu aporte es minúsculo, o tal vez fundamental.
Todo depende de ti.
Ahora debo irme hijo mío, debo reunirme con las enredaderas que por tu rebeldía han dejado de enroscarse.
La cigarra se frotó las manos contra la cabeza, pero solo en un acto reflejo.
Al otro día, se levantó bien temprano, miró al horizonte y cantó la canción mas hermosa del mundo, que también fue la primera. El arte, pensó, será la inspiración para todos, será el combustible del alma, será tragedia y será alegría, será imaginación y también refugio. No existirá un mundo ideal sin en el arte. Todos escucharon esa canción y todos los seres del planeta lloraron de emoción… todas las almas del planeta se sensibilizaron. Pasaron los años, las décadas, los milenios… pero siempre se recuerda a la primera cigarra, creadora del arte.
Por su parte dios, todas las mañanas cuando se levanta bien temprano, recuerda a la cigarra solo en el reino de los cielos y llora emocionado muy discretamente, en lágrimas que hoy los humanos llaman “Rocío”.